Los niños autistas presentan con frecuencia alteraciones del sueño, con una prevalencia el doble de alta que los niños neurotípicos (40-80%). Diferentes estudios han evidenciado que las personas autistas poseen menores niveles de melatonina y cifras más elevadas de cortisol en sangre, así como alteraciones en los genes que regulan la síntesis de melatonina y el ritmo circadiano. Además, los problemas del sueño también podrían estar causados o agravados por la mayor presencia de estrés y ansiedad propia de este neurotipo.
Los problemas del sueño en el autismo debutan ya en la infancia y abarcan dificultad para conciliar el sueño, reducción en la calidad del mismo, desvelos en mitad de la noche o despertares prematuros. Los trastornos de sueño en periodos de neurodesarrollo pueden producir daños neurológicos e incidir negativamente en la conducta y en los procesos de aprendizaje. Un adecuado tratamiento del insomnio en el autismo implica no sólo una mejora en la calidad de vida, sino mejoras en el área de comunicación, estereotipias e impulsividad. Los beneficios para el entorno familiar también han de ser considerados.
La primera línea para mejorar la calidad del sueño, igual que en cualquier otra persona, debe pasar siempre por la instauración de medidas sencillas de higiene del sueño como fijar una rutina de sueño, evitar siestas durante el día, evitar la exposición a pantallas antes de irse a dormir etc. Por desgracia, en muchas personas autistas estas medidas no son suficientes.
El papel de la suplementación con melatonina se ha investigado sobradamente tanto en personas neurotípicas como en autistas, si bien se necesitarían estudios a largo plazo en población pediátrica. Se observaron beneficios de la melatonina sobre los trastornos del sueño en autismo, reduciendo la latencia del sueño, mejorando su calidad y aumentando el tiempo de sueño total, sin embargo no se ha mostrado eficaz para evitar los despertares en mitad de la noche. Además éstas mejoras se han correlacionado con efectos positivos durante el día sobre los caracteres propios del comportamiento autista: mejoras en la comunicación, atención, reducción de las estereotipias, etc Las dosis óptimas en este grupo de población no están correctamente establecidas, la dosis mínima eficaz comienza en 1 mg/24h pero se han empleado dosis superiores en niños y adolescentes sin observarse aumento de los efectos secundarios.
No se describió ningún efecto adverso importante relacionado con la melatonina en el desarrollo típico ni en el autismo a las dosis establecidas. La melatonina no produce dependencia ni efecto de abstinencia al retirar el tratamiento. La melatonina representa actualmente un tratamiento validado y bien tolerado para los trastornos del sueño en niños y adolescentes autistas. Los efectos adversos graves notificados derivados del uso de la melatonina en población pediátrica fueron debidos a sobredosis accidentales o a atragantamientos debido a la existencia de presentaciones con aspecto de gominola. La melatonina es un medicamento y como tal debe mantenerse siempre alejado de los niños y ser supervisado por un adulto.
Autor: Roi Cal Seijas. Farmacéutico.
Referencias bibliográficas:
One Response so far.