Claro que la homeopatía mata; la ignorancia y la estupidez matan, así que es natural que la homeopatía también lo haga. Obviamente la homeopatía no mata por toxicidad directa, siempre que un producto homeopático esté correctamente elaborado (no siempre lo están) es imposible que éste cause un daño orgánico, ya que sólo contienen agua, azúcar u otros excipientes carentes de actividad. La homeopatía mata por omisión, mata por retrasar un tratamiento necesario, mata por alejar a los pacientes de la medicina convencional (la que salva vidas), te mata por confiar en charlatanes que se esconden tras una bata blanca. No son casos aislados, abundan los ejemplos pacientes que mueren tras caer en el engaño de la homeopatía.
“A mi hijo lo ha matado la incultura científica”
Quienes justifican que la homeopatía se regule y que siga teniendo un espacio dentro de la terapéutica, a pesar de su completa falta de eficacia, a menudo argumentan que debemos consentirla porque “es inocua y muchos pacientes la demandan”. Sin embargo esa “inocuidad” es otra de las grandes mentiras de la homeopatía: la homeopatía y las pseudoterapias son peligrosas y nos cuestan vidas.
Muere un niño al que le trataron la otitis con homeopatía y no con antibióticos
Esta vez ha sido en Italia, nos alarmamos por que otro niño ha muerto víctima de la homeopatía. Sus padres, engañados por un homeópata, rechazaron tratar con antibióticos a su hijo quien finalmente falleció de una banal otitis. Personalmente creo que no se debe culpar a estos padres del fallecimiento de su hijo, es obvio que carecían de los conocimientos científicos necesarios y cayeron víctimas de este engaño como tantas otras personas.
Imputan homicidio a los padres de un niño que murió tras ser tratado sólo con homeopatía
Sí podemos culpar de su muerte al homeópata que lo trataba, podemos recriminar a las autoridades sanitarias su actitud permisiva contra estos peligrosos fraudes, podemos inculpar a las sociedades científicas médicas y farmacéuticas que defienden la homeopatía a cambio de patrocinios, podemos acusar de complicidad a aquellos colegios profesionales que sirven de refugio a los charlatanes sanitarios para perpetuar un obsceno negocio y podemos recriminar su actitud a los profesionales sanitarios que recetan o venden estafas como la homeopatía. Podemos condenar, podemos patalear, podemos enfadarnos y gritar, podemos indignarnos y sentir vergüenza. La lista de víctimas crece cada día, lo único que no podemos hacer es seguir sin hacer nada.
La muerte del niño de Gerona apunta a la medicina alternativa
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Roi Cal Seijas. Farmacéutico comunitario.
Mi hija sufrió un paro cardiaco a causa de una medicina homeopática
Por favor no la usen
Evítenla